Eficacia de lo escrito

Eficacia significa virtud, actividad, fuerza y poder para obrar.

La redacción resulta eficaz cuando es actuante, efectiva, funcional. Esto ocurre siempre que se logra plenamente el objetivo propuesto: informar, exponer, pedir, convencer, persuadir, conmover, atraer, narrar, agradecer, invitar, presentar, exhortar, promover, sugerir, intrigar, consolar, estimular, divertir, criticar, enseñar... Para conseguir eficacia en lo escrito, es conveniente considerar lo siguiente:

  • Tener claro el asunto que se quiere tratar y jerarquizar todos los aspectos: central, secundarios y accesorios;
  • Planear cuidadosamente lo que se expresará; Cuidar que el tono sea adecuado, pues revela la intención de quien escribe;
  • Recordar que “las palabras vuelan, pero los escritos permanecen”;
  • Nunca escribir por impulso ni apresuradamente, salvo por excepciones justificadas; Recordar que la amabilidad y comprensión son valiosas, si no se cae en adulación o en debilidad.
  • Un nivel y grado adecuados conviene cuidar siempre, aunque se trate de acusar, corregir, reprochar, reclamar o rebatir. Esto, con el fin de lograr un resultado positivo que no provoque una oposición estéril, cerrazón o rencor;
  • Evitar el automatismo, lo impersonal y rutinario en el lenguaje, siempre que sea posible, pero cuidarse de los extremos de la excentricidad o de la pedantería expresiva.

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