Género
Masculino: |
Femenino:
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Neutro:
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Se aplica a varones, a
animales machos y a ciertas cosas: Carlos,
caballo, automóvil.
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Se aplica a mujeres, a
animales hembras y a ciertas cosas: María,
yegua, casa.
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Del latín neuter ‘ni lo
uno ni lo otro’: Se atribuye a ciertos adjetivos y pronombres del género
indefinido: lo curioso, lo mío, lo
bueno.
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Comunes:
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Ambiguos:
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Bigéneres:
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Epicenos:
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Tienen la misma forma para los dos géneros gramaticales.
El género del sustantivo lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. |
Son los que, designando normalmente seres inanimados, admiten su uso en uno u otro género, sin
que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka.
De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados. |
La misma grafía, al cambiar de género, cambia de
significado: el cólera (‘enfermedad’) y la cólera (ira’); el editorial (‘artículo de fondo o no firmado’) y la editorial (‘casa editora’); el cura (‘sacerdote’) y la cura (‘remedio’).
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Son los que, designando seres animados, tienen una
forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistantemente a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es
independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos (personaje,
vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga,
perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género
gramatical del sustantivo epiceno: La
víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano.
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Uso del masculino para hacer referencia a seres tanto
del sexo masculino como del femenino
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En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a todos los
individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único
animal racional. El gato es una buena mascota.
- Los nombres apelativos masculinos,
cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y
otro sexo: Los hombres prehistóricos
se vestían con pieles de animales. En mi barrio hay muchos gatos.
- Solo cuando la oposición de sexos es un
factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos
géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido
invirtiendo progresivamente. En las actividades deportivas deberán participar
por igual alumnos y alumnas.
- El empleo del símbolo de la arroba @
como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y
femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las
vocales a y o. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico
y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista
normativo.
- En la lengua está prevista la posibilidad en la
que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la
ley lingüística de la economía expresiva.
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